Gracias por enseñarme de donde vienes.
Gracias por el 'pescaito frito' de Bartolo.
Gracias por mostrarme como eres ejerciendo de nieto, hijo, hermano y padre.
Gracias por la arena/harina y el agua cristalina.
Gracias por enseñarme que la marea cambia cada 12 horas y que el olor a marisma sólo se huele aquí.
Gracias por llevarme a Barbate sólo para comer el atún más espectacular que he probado nunca.
Gracias por dejarme disfrutar, un día, con tu 'miniyo'.
Gracias por compartir la mejor ensalada de mostaza verde y cruzar conmigo los pies, bajo la mesa, en el chiringuito más exclusivo de Cortadura.
Gracias por enseñarme los olores a melocotón, albaricoque y flores del vino blanco.
Gracias por los momentos gintonics! Con foto-copa o foto-copas.
Gracias por la penúltima cena, en un restaurante 'casi michelin' dentro del barrio de Santa María, donde el tiramisú te hace llorar.
Gracias por llegar a la hora justa para disfrutar de la mejor puesta de sol ( del mundo) en La Caleta.
Porque aunque ya sólo comamos pasta de ' medio amor', discutamos como matrimonio feliz, tu quieras ir al Algarve a pasear el amor y yo ponerme ciega de marmitako para mí, has sido lo mejor de este año.
Gracias, gracias y gracias!
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